jueves, 13 de diciembre de 2012

La cena, de Herman Koch

Dos matrimonios quedan para cenar en un restaurante del centro de Amsterdam de precios exorbitantes. Tiene que hablar. De sus hijos adolescentes. De un crimen que han cometido y de cómo encubrirlo... o no. Está en juego su futuro. Uno es Serge Lohman, candidato favorito a primer ministro de Holanda. El otro, su hermano Paul, ex profesor de historia. Ambos acuden a cenar con sus mujeres y sus preocupaciones.
Conforme avanzan los platos que explica el maître bajo la batuta de su meñique se suceden los trapos sucios familiares manifestando un contraste entre las apariencias y las realidades. Como diría Carolina Herrera, "claro que soy hipócrita: eso se llama buena educación".
El caso que narra creo que está inspirado en un hecho real sucedido en Barcelona hace unos años, unos jóvenes de familia acomodada que agreden a una indigente que dormía en el interior de un cajero. También los hijos de los protagonistas de la novela le tiran un bidón de gasolina que se prende y la mata. Las cámaras lo han grabado todo, pero no se distingue bien a los autores, aunque puede que sea suficiente para...
El autor aprovecha la narración para plantear cuestiones políticamente incorrectas, igual que en su otra novela "Casa de verano con piscina". La sociedad violenta en la que vivimos, la incomunicación entre padres e hijos, la reinserción social del delincuente. Me ha recordado a un trabajo que presenté en segundo de carrera en la asignatura de Derecho Penal. La novela plantea dilemas éticos. ¿La sociedad toleraría eliminar individuos inhumanos no reinsertables? ¿Lo piensa, pero no lo dice?
La evolución de la historia es paralela a la de los platos. Con los apertitivos se habla de cine y veraneo. Van entrando en materia, mediante flash backs, por ejemplo, con los entrantes y el segundo plato. Para cuando llega el postre -momento de tratar los temas serios en toda comida de trabajo o negocios- el tema está sobre la mesa. El digestivo o licor presenta el desenlace y la propina es el colofón. No hay que olvidar la cita inicial del libro, de la película de Tarantino Reservoir Dogs.
Me ha hecho gracia algunas descripciones de Holanda que hace el narrador. El ruido de las conversaciones en los restaurantes, cómo los franceses no toleran a los holandeses pese a que veraneen mucho en su país, del despotismo de los profesionales de la hostelería... He tenido la sensación de que los holandeses se nos parecen a los españoles. De hecho, hay mucha afinidad entre los dos países.
Creo, sin embargo, que el autor da demasiadas vueltas presentando a los personajes, pretendiendo crear una intriga, ocultando información o datos, lo que hace que decaiga la tensión de la lectura. Como el nombre de la misteriosa enfermedad de Paul Lohman, que le convierte en un psicópata violento y que se trata de una enfermedad hereditaria. Por tanto, es normal que su hijo sea violento... Me parece que este detalle resquebraja la solidez de la novela. El narrador es el propio Paul, así que sacar esta información a media novela es como hacer trampa al lector. ¿Pretende justificar así determinados crímenes? Para mí, la novela decae en vez de ganar conforme avanza. Quizá el autor tuvo miedo de presentar a unos personajes indeseables, sin coartada psiquiátrica.
En cuanto a la novela de Herman Koch, dejo una pregunta en el aire para todos los padres: ¿Hasta dónde estaríamos dispuestos a llegar para encubrir a nuestros hijos?
 

jueves, 29 de noviembre de 2012

Luces de Bohemia, de Valle Inclán

¡Cómo cambian los libros en las relecturas! ¡Cómo cambian los lectores!
Los buenos libros admiten nuevas lecturas en el tiempo y, aunque el teatro no es mi género favorito para leer, volví al Madrid esperpéntico de Inclán y me encontré con que me parece menos caricaturesco hoy. No sé si es que nuestra sociedad es toda ella esperpéntica o que la televisión ha agotado nuestra capacidad de sorpresa. Los héroes deformados por el espejo cóncavo de Valle Inclán no me parecen hoy tan apartados de la realidad cotidiana.

Max Estrella es el poeta nacional más reconocido. Pero la literatura no da para comer. Ciego, en sentido literal y en el figurado, sale con su perro lazarillo, don Latino, a reclamar al librero Zaratustra un mejor pago por la publicación de una novela. En vano, pues Zaratustra está conchabado con don Latino. De la librería pasan a una taberna, empeña su capa para pagar los vinos y acaba borracho, lo que le supone ser arrestado y encerrado en los calabozos de Gobernación. Tras la intermediación del redactor jefe de un periódico, El Popular", se consigue su liberación. A la salida de la celda Max saluda a un antiguo compañero de estudios que le aprecia mucho, nada menos que el propio Ministro de la Gobernación. Éste no repara la humillación sufrida por Max, pero le garantiza una pensión económica. Al fin y al cabo, son viejos amigos y el Ministro estuvo enamorado de la hermana de Max. Con unos billetes en la mano va a cenar a El Café, donde invita al ladino don Latino y al propio Rubén Darío. Salen, con unas copas de más, y don Latino y Max tienen un escarceo con unas meretrices, para acabar en el portal del edificio donde vive Max. Muerto de frío, don Latino no le presta ni su carrik, y debilitado por el alcohol, cae en el portal, un perro le orina encima (culmen del esperpento) y muere. El velatorio y el entierro cierran la obra, con la muerte de su mujer y su hija.
La muerte, presente en todo momento, en las conversaciones, en la calle, amenazante, anunciando el final.
En el entierro charlan el Marqués de Bradomín, trasunto del propio Valle Inclán, quizá, y Rubén Darío.

La obra pretende, entre otras cosas, criticar la bohemia de los literatos, ese arte de pobres, la decadencia de las sociedad y la imposibilidad de vivir de la literatura en España (la de entonces y la de ahora). El esperpento valleinclanesco es sátira, ironía y retrato de la realidad grotesca de la sociedad. Aquí no triunfa el genio sino el pícaro y el parásito. No se premia el talento sino la zafiedad, en eso no hemos cambiado. 

Una cita: "En España el trabajo y la inteligencia siempre se han visto menospreciados. Aquí todo lo manda el dinero". ¿Nos suena? El Ministro fue más inteligente. Ya le dijo a Max: "Yo me salvé del desastre renunciando al goce de hacer versos". Más adelante el propio don Latino: "¡Es España es un delito el talento!". Hasta un sepulturero lo sabe: "En España el mérito no se premia. Se premia el robar y el ser sinvergüenza. En España se premia todo lo malo". Pérez-Reverte no es el único que lo dice, ya lo hacía antaño don Ramón.

Todos los personajes, al parecer, son trasuntos de otros reales, salvo Rubén Darío, que aparece con su nombre. El lenguaje es rico en jergas, retratando el ambiente madrileño, el humilde, el gitanil, citas cultas (mal Polonia recibe a un extranjero)... Algunos giros han desaparecido, pero me sorprendió ver que habla del karma. ¡Hace casi un siglo! Y de Londres, Zaratustra, y de... quizá la España de principios del XX era más moderna de lo que nos parece.
Hay diálogos brillantes, dentro de lo bien logrados que están todos. Puede que su brillantez se deba al ingenio de Max o el de Inclán, tanto da.

El borracho no es una figura casual. Es un esperpento más. Al final de libro se dirige a don Latino como "cráneo previlegiado", sin distinguir a Max de don Latino. Es como si quisiera decir que el pueblo no distingue a los genios de los imbéciles con caradura. Algo que aún hoy parece vigente.


viernes, 23 de noviembre de 2012

Diario de Invierno, de Paul Auster

Era uno de mis autores favoritos. Me gustaban sus novelas. Es cierto que no había mucha variedad de estilo: un hombre, de profesión relacionada con el escribir, narrador en primera persona... Pero me gustaba saber lo que me iba a encontrar. Y hay una gran diferencia entre "El Palacio de la Luna", "El libro de las ilusiones"o "La noche del oráculo" y "Brooklyn Follies", "Invisible" y el resto de sus novelas recientes. Parece que se le acabaron las ideas, las buenas ideas. Ya no me interesan sus historias.
Con "Diario de Invierno" me pasa lo mismo. Pese a no ser ficción no pasa de ser una acumulación de datos, una correlación de direcciones donde vivió, de hechos que registra su memoria sin cuidar la proporción entre el tema y la extensión. Su mente divaga, parece, hace hincapié en temas fisiológicos, acumula enumeraciones... parece un libro por encargo.
Quien estuviera interesado en su vida puede leer "Cuaderno rojo" o "A salto de mata".
Es novedoso utilizar el narrador en segunda persona, me ha gustado como experimento. Y sigue con su plasticidad a la hora de describir. Hasta ahí todo lo que me ha gustado.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

La hija del Este, de Clara Usón

Esta novela me ha recordado a la de Truman Capote, "A sangre fría", por esa combinación de ficción y documentación periodística. A mí me ha servido para poner orden al batiburrillo de datos sobre esa lejana guerra que ha tenido lugar no hace tanto ni tan lejos. Ahora sitúo las ciudades masacradas, los lugares devastados, pongo cara a los genocidas y me revuelvo inquieto en la silla. Hay demasiada familiaridad con los síntomas que desembocaron en aquella guerra cruenta y cierto agitar de banderas reciente. El caldo de cultivo de toda guerra es una crisis económica. Añadamos ingredientes varios como patrias, etnias, religiones y políticos y sólo faltará un cocinero que encienda el fuego.
Las citas que hace Clara son muy ilustrativas, como la de Göring "por supuesto que la gente no quiere guerra [...]. Es tarea de los líderes del país encaminarlos, dirigirlos hacia ella. Es muy fácil: todo lo que tienes que decirles es que están siendo atacados [...]. Funciona igual en todos los países, sean democracias, monarquías o dictaduras". Los enfrentamientos entre vecinos son avivados por los políticos de turno, cuyos hijos, curiosamente, se libran de ir al conflicto bélico. Primero nos meten miedo y luego procuran que ese miedo se convierta en odio.
Hay más citas: "El patriotismo es el último refugio de los canallas" o "La glorificación de lo autóctono, la contemplación extática de nuestro pequeño e insignificante ombligo" o "El nacionalista no tiene problemas. Cree conocer sus valores básicos. [...] No le interesan ningunos otros. [...] Es una ideología totalitaria, es negación de los que no son como ellos"... Habla de Serbia, los Balcanes o de cualquier guerra. No hemos aprendido nada de la historia o la naturaleza humana.
Me encantan personajes como Danilo Papo y su pelo rojo, la lucidez de Petar y la ingenuidad de Nadica. He descubierto el bogomilismo. Y no olvidemos a la protagonista, Ana Mladic, hija del genocida Ratko y futura cirujana, a punto de acabar la carrera. Adoraba a su padre, creía a pies juntillas lo que le contaba, era su héroe y, además, un héroe para los serbios. Hasta que en un viaje a Moscú descubre lo que el resto de la gente piensa de él. Se niega a reconocerlo, pero la semilla de la duda está plantada. Poco a poco va reuniendo evidencias que hacen que su mundo, construido en torno a su padre, se desmorone. El desenlace trágico nos deja un montón de incógnitas. ¿Pretendió Ana dar una lección a su padre? ¿Fue insoportable vivir con la carga de ser hija de un genocida sádico? ¿Por qué no aprovechó a dejar una nota antes de pegarse un tiro con la Zastava de su padre? Una pistola con un valor muy simbólico... Al parecer fue en balde, aparte de un par de lagrimitas, Ratko Mladic no dejó de asesinar con crueldad, dejando para la historia la masacre de Srbrenica.
He tenido el lujo de conocer a Clara cuando vino a presentarnos su novela en Suances. Nos amplió con sus conocimientos detalles de la novela y nos mostró su calidad humana. Supo contagiar su entusiasmo por el tema y mantener la atención de todos los que fueron a disfrutar de su charla.

martes, 20 de noviembre de 2012

La ladrona de libros, de Markus Zusak

Liesel Meminger es dada en acogida a una familia de Molching, cerca de Munich. Crece entonces con Rosa y Hans Hubermann, que la tratan igual que una hija y se convierten en su familia de verdad. Son los años de la Segunda Guerra Mundial. Conoce al vecino alegre y amor de su adolescencia, Rudy Steiner, admirador de Jesse Owens y eterno aspirante al beso de Liesel. La necesidad y el aburrimiento les lleva a cometer pequeños hurtos, hasta que los bombardeos de los aliados les aplasta con la realidad del conflicto bélico.
Lo primero que llama la atención es la narración, con frases cortas y párrafos cortados, haciendo dinámica la lectura. Inserta en negrita y centrado frases o reflexiones o datos, rompiendo la estructura visual del texto. Resulta novedoso emplear como narrador a la Muerte, aunque tengo la impresión de que no siempre está bien empleado su punto de vista y cae en una humanización de otro narrador, también omnisciente. También utiliza la prolepsis, aunque no estoy seguro de si me gusta en este caso, pues no relanza al lector hacia adelante sino que, directamente, le revela el desenlace.
Me ha gustado que muestra la vida de la gente anónima durante esos años, de cómo se limitaban a sobrevivir. Afiliarse al partido nazi era un requisito para no ser excluido. Era "o estás conmigo o contra mí". La mayoría se encogió de hombros para poder seguir comiendo. Los títulos de los libros que robaba Liesel son muy significativos, desde el Manual del sepulturero hasta el Hombre que silbaba o que ese encogía de hombros. Muchos alemanes no eran antisemitas, no querían la guerra, todo les resultaba lejano y complicado, pero tenían miedo. El miedo anula la voluntad. No hay defensa ideológica de unos ni otros, no hay justificaciones, sólo retrata la vida cotidiana de unos personajes humanos, cercanos, imperfectos y, en ocasiones, adorables.

Demian, de Herman Hesse

¿Cómo me puede gustar tanto este libro?
Acabo de terminar hace unas semanas su relectura, que no será la última, y ya estoy deseando volver a leerlo. Cada vez encuentro más ideas dentro. Hay referencias filosóficas, religiosas, humanas...
Pese a ser escrito a principios del s. XX es más actual que nunca. Esa búsqueda en el interior de uno mismo, escuchar nuestra propia voz, salirnos del rebaño... el coaching no hace más que repetir cosas parecidas, que no son nuevas.
Emil Sinclair narra el paso de su infancia a la adolescencia y juventud, los sufrimientos y dudas, la búsqueda de sentido y de dirección en la vida. La crisis de identidad del personaje por la que pasamos todos, se cuestiona la fe y sufre en este proceso de madurez, como el pájaro que tiene que romper el cascarón para nacer (imagen repetida a lo largo del libro). Sufre acoso escolar hasta que aparece un compañero, Max Demian, cuya madurez le abre los ojos a otro mundo. Tras un distanciamiento entre ambos y un periodo en que Sinclair da tumbos, Beatrice se convierte en su amor platónico y le saca de una vida disipada y de alcohol. Pistorius es un personaje que filosofa mirando al fuego y entra en la vida de Sinclair tocando el órgano. Un aspirante a mesías frustrado cuyas teorías esotéricas presentan a Emil al demiurgo Abraxas.
Es una novela de formación o Bildungsroman. Experimenta lo difícil que es no seguir a la manada -o al rebaño- y tener personalidad e ideas propias.
Se nota la influencia de la India en el autor, tanto por lo que le transmitieran sus padres como por sus propios viajes. Así encontramos referencias a la meditación y al om, por ejemplo. También es inevitable ver el yin-yang en Abraxas -un dios que incluye al diablo- y la rebelión del individuo contra la masa.
De hecho, Herman Hesse ha aportado mucho de su vida al personaje. Quien lea su biografía  reconocerá un cierto paralelismo con la estricta educación familiar, sobre todo del padre, la influencia del novedoso (por entonces) psicoanálisis (Hesse acudió a sesiones con un discípulo de Jung). Así no es de extrañar las continuas alusiones a los sueños. 
Pero hay más, un complejo de Edipo en su relación con Frau Eva y Max Demian, que acaba con el segundo en la Gran Guerra.
Presenta un concepto llamativo: el estigma de Caín, que es una marca que sobrevuela a los personajes. Algunos personajes históricos la tuvieron: Napoleón, César, Jesucristo, Nietzsche... Es casi lo contrario, un don.
La muerte para que haya vida, otro concepto del fluir, la catarsis, la ruptura del cascarón o la crisálida.
En resumen, una novela muy completa y con demasiadas referencias para resumirlas por encima. Se trata de un libro condensado de pensamientos, sentimientos y sueños...



sábado, 27 de octubre de 2012

Entrega de premios, XVI Elena Soriano

Me gustaría que los finalistas y, sobre todo, los que se han quedado a punto de ganar, supieran que han estado tan cerca. Lo normal es ignorarlo. El participante que no gana no sabrá nunca que ha estado cerca, que incluso lo ha estado en varios concursos. Eso le animaría a seguir intentándolo.
He propuesto al Ayuntamiento de Suances que publique los relatos de los finalistas (evidentemente, las plicas con los datos personales no se pueden abrir).
La entrega de premios es una ceremonia especial. Se echó de menos a Juanjo Arnedo, viudo de Elena Soriano e impulsor de concurso. Los que le conocemos no podemos sino tenerle un enorme cariño. Su personalidad es tal que estuvo presente a pesar del enorme hueco físico que dejó. Ojalá se recupere pronto para verle de nuevo por aquí. Los asistentes, ese acompañamiento que da calidez al evento, que no salen en las fotos y al que hay que agradecer siempre su presencia. En esta ocasión, se les premió con un libro de regalo: "La playa de los locos". Las autoridades, gracias a los cuales y pese a la crisis, no han dejado de convocar el premio y de mantener la dotación. Los miembros del jurado, corroborando con su presencia el fallo (que es un acierto). Los ganadores son protagonistas, el centro del evento, merecedores de la atención y los aplausos. Este año los discursos de ganador y finalista fueron todo menos engolados y previsibles. Conocerles más tarde, en la cena, fue un placer. Dos escritores con mayúscula, cultos, profesionales, cercanos, auténticos.
Es una pena que un premio con tanto prestigio, al que se en torno a 600 relatos de todo el mundo (Japón, Chile, Israel, Rusia, EE.UU., Argentina... son algunos de los más lejanos), con un reconocimiento incuestionable y unos ganadores que no son revelación sino escritores consagrados (aunque desconocidos de momento), es una pena, decía, que no tenga más asistencia de gente y repercusión mediática. Claro, se trata de literatura.


domingo, 21 de octubre de 2012

Los colores del agua

Un amigo me ha prestado este libro. Como soy escéptico lo leí con recelo. Me tranquilizó que no me vende nada y es cierto que lo que transmite va en contra de lo que beneficia a las empresas farmacéuticas y químicas. No es patentable, no permite ganancias millonarias. Lo cual es un punto a su favor. Y es coherente con otros mensajes como el de beber agua, comer frutas frescas, sal marina, verdura, etc., pero que cure el cáncer como Tullio Simoncini y el bicarbonato de soda...
Al parecer, no bebemos suficiente y la boca seca ya es un síntoma límite de la necesidad de agua del cuerpo. El ser humano por dentro es ácido y no existen enfermedades, todas tienen distinto nombre, pero es una misma: la falta de agua del cuerpo. Estrés, artritis, insomnio, sobrepeso, depresión, diabetes, colesterol, hipertensión... hasta el cáncer.
Se puede ionizar el agua y subir su pH para volverla alcalina y potenciar los efectos positivos en el cuerpo humano.
El agua es sana, todos estamos de acuerdo. Pero beber mucha agua desgasta los riñones al hacerlos trabajar demasiado ¿no? Ionizarla para volverla alcalina y contrarrestar la acidez del cuerpo humano, ¿es natural? ¿El agua en la naturaleza es alcalina?
No he podido evitar recordar el libro de Masaru Emoto, Mensajes del Agua, de la diferente manera de cristalizar en función del entorno y los sentimientos.
Cita estudios universitarios y privados, a profesores y científicos y sus conclusiones. Aunque hay tantos estudios en uno y otro sentido que no demuestran nada. Hasta al único médico con dos premios Nobel, Otto Warburg, y su tesis del cáncer anaeróbico. La ciencia de hoy fue superstición o herejía antaño. La pseudociencia hoy está proscrita, pero mañana...
Por eso, hay que volver al sentido común, al instinto, a lo natural. Vida saludable= respirar bien, comer sano, pensamientos positivos y ejercicio.

viernes, 5 de octubre de 2012

El Club de los Poetas Muertos

Anoche terminé una relectura, porque a veces me apetece disfrutar de nuevo con libros que me gustaron. Esta novela de N. H. Kleinbaum es distinta de la que leí en 1990. En realidad, soy yo el que ha cambiado. Desde el punto de vista literario no me ha llenado como lo hace la historia, el mensaje, siempre vigente: carpe diem.
Y no hay que quedarse en la superficie del adagio, de vivir al día ignorando el futuro. No. Hay que aprovechar el momento, el día de hoy, pero no con la inconsciencia del que no tiene mañana y ha olvidado el pasado. Los tiempos que rodean al presente nos dan una perspectiva necesaria. Frente a esa actitud de irresponsabilidad, a lo que se refiere la expresión latina es a que hay que exprimir el momento actual, vivirlo con intensidad y, sí, también a buscar eso que nos llena, para lo que estamos llamados (vocación significa llamada), lo que nos motiva y estimula.
No he podido asistir a un colegio elitista como el de Welton en la novela, pero me recuerda... a esos años de incertidumbre adolescente, cuando me habría gustado tener un maestro (no sólo profesor) como Keating. Habría arriesgado más... Quizá dentro de veinte años mire atrás y me recuerde donde estoy hoy, sentado de madrugada frente a un ordenador, y me diga: debería haber arriesgado más.
La literatura es lo que tiene, que nos hace soñar. Nos permite vivir existencias que no hemos tenido y experimentar vivencias ajenas. A menudo nos sirve para desatascar los engranajes cerebrales, engrasarlos y, como resultado, reflexionar.
Cuando esté a punto de morir y me pregunte ¿he vivido? ¿qué me contestaré?

Vi la película el 24 de febrero de 1990 a las cinco de la tarde en el cine Lope de Vega de Valladolid. Me costó la entrada 400 pesetas y me senté en la butaca número 7 de la fila 8.

sábado, 22 de septiembre de 2012

La Sociedad Literaria y del pastel de piel de patata de Guernsey

Acabo de terminar este libro delicioso. ¿Por qué utilizo este epíteto para un libro? No lo sé. Me parece cursi, pero es el que me ha venido a la cabeza. Quizá por el pastel del título. Quizá no sea ni delicioso.
Lo cual me lleva a un primer apunte: creo que la traducción es deficiente. Como no soy traductor, me abstengo de hacer juicios categóricos (todo lo categórico me suena kantiano). Pero como estoy en mi blog, opino lo que me parece. Creo que el título de la entrada debería ser el del libro. Luego hay un par de palabras en el contenido que también me parece mal traducidas (por ejemplo, "parada" debería ser "puesto").
El libro pertenece al género epistolar, lo que le añade frescura por lo poco común. Hay alguna trampa o licencia al emplear algún registro que no son cartas, por ejemplo, un libro de notas, intercambio de ¿cartas? a ritmo de correos electrónicos (¿o había servicio postal varias veces al día?)... El autor es libre de hacer lo que estime oportuno con su historia, pero creo que habría que ser más purista; al fin y al cabo nadie la ha obligado a utilizar este género.
Y esta es la razón por la que a veces me costaba visualizar a los personajes, pues las cartas no pueden excederse en descripciones y hay que ser muy hábil para hacerlo.
Con todo, es una novela entretenida y deliciosa (de nuevo este dichoso adjetivo).
Juliet Ashton busca argumento para su próxima novela, pero tras un exitoso libro recopilatorio de sus artículos bajo el seudónimo de Izzy Bickerstaff publicados durante la Segunda Guerra Mundial. En 1946, enero, comienzan las cartas con su editor y amigo Sidney Stark. Un desconocido, de la isla de Guernsey, se ha encontrado con un libro de Juliet sobre Charles Lamb y le escribe una carta. Del hilo de esta correspondencia se llega a la madeja de la Sociedad Literaria de esa isla del Canal de la Mancha, surgida durante la Ocupación alemana. 
El intercambio de cartas de los distintos miembros de la Sociedad Literaria con Juliet la atraen hasta el punto de hacerla ir a la isla y descubrir la arrolladora personalidad de Elisabeth McKenna, siempre presente sin estarlo físicamente.
Entre sus páginas encontramos a personajes muy humanos, con sus virtudes y debilidades, la generosidad, el compañerismo, el amor, la amistad... y la traición de los vecinos. Un libro que hace referencia a otros libros dentro y el amor por ellos, una historia con más historias.
Una cita: "Leer buenos libros te impide disfrutar de los malos". Chapó.
Mary Ann Shaffer, la autora, murió poco después de que su sobrina Annie Barrows terminara el libro. Al menos pudo ver el éxito de su obra por un tiempo...

miércoles, 5 de septiembre de 2012

El monje que vendió su Ferrari

Un amigo me regaló este libro que acabo de releer. Era un amigo antes y lo es más después.
Una fábula sobre un abogado de éxito que lo tiene todo, en lo material, y lo deja para llenar su vacío existencial.
Es un libro que te hace reflexionar sobre lo Importante en la vida, que ofrece unas pautas para alcanzar la serenidad, el equilibrio interior, la felicidad. En el fondo, es sencillo.
Cuando el alumno esté preparado, aparecerá el maestro.

martes, 4 de septiembre de 2012

¡Vivir!, de Yu Hua

¿Cómo se puede tener una vida tan triste y seguir viviendo? ¿Cómo es uno capaz de sufrir tantas desgracias y no perder la serenidad y la sonrisa? ¿Cómo se puede escribir una novela plagada de tristezas y rezumar optimismo e incluso buen humor? Porque, a ratos, es incluso divertida. Hay lágrimas y risas, como en la vida misma.
Este odontólogo chino reconvertido a novelista lo ha conseguido. Narra la historia de Fugui, el hijo pródigo de un campesino terrateniente con varios mu de tierra que dilapida la herencia entre burdeles y timbas, arruinándose él y su familia. En un acto de humildad (no tiene alternativa) se dedica a empezar de cero en el campo para mantener a su mujer Jiazhen y sus hijos, la preciosa Fengxia y el generoso Youqing. Sin embargo, enseguida es reclutado a la fuerza por el ejército en la guerra civil que asoló el país antes de la Revolución Cultural. Cuando por fin consigue volver a casa ve sus tierras y pertenencias expropiadas. El comunismo no garantiza el bienestar y pasan hambre, viviendo con sopa aguada de arroz. Parece que levantan cabeza y su hija, Fengxia...
Bueno, no voy a revelar nada. Me cuesta imaginarme en su piel y seguir levantándome cada mañana con el sol.
¿Es una novela tan sencilla como su lectura parece reflejar? Creo que no. Hay reminiscencias del taoísmo en varios puntos. Por ejemplo, el omnipresente buey, no sólo el que acompaña a Fugui al final de su vida sino como señal de prosperidad. (El propio Lao Tsé suele aparecer representado a lomos de un buey). También la aparente pasividad o resignación de Fugui, el fluir, su falta de ambición "Lo mejor es llevar una vida normal. Cuando uno lucha por esto o por lo otro, de tanto luchar acaba pagando con la vida", como le pasó a Chunsheng, su compañero en la guerra, o Long Er, el tahúr que le birló su herencia. También habla de su vida anterior y la futura, de la reencarnación y de cómo su vida actual es consecuencia de los actos cometidos en la anterior.
Fugui se sobrepone a las calamidades, trabaja duro de sol a sol, mira hacia adelante y cuando alguien muere se fija en lo bueno que han compartido. Sufre, pero acepta lo que le viene y mantiene la esperanza. "Todos los muertos quieren seguir vivos, así que tú, que estás vivo y coleando, no tienes que morirte". ¡Vivir! A pesar de todo.

miércoles, 29 de agosto de 2012

El arte de la novela

Uno empieza a estar saturado de tanta teoría literaria. Es cierto que conviene, de vez en cuando, refrescar conceptos, técnicas, trucos... y así afronté este ensayo de Henry James, el autor de "Otra vuelta de tuerca".
Este autor neoyorquino, aunque de alma británica, aborda el tema del Arte de la literatura; en concreto, de la novela. Hace referencias a un tal Walter Besant para apoyarse en sus argumentos, pero los subrayados que he hecho apenas me suscitan interés.
Coincido en que hay que tomarse en serio la escritura para que el público se tome en serio lo publicado. Yo, humildemente, creo que sí, pero no tanto. Tomárselo demasiado en serio produciría bodrios de inmensa calidad y carentes de frescura, de vida. Hay que disfrutar escribiendo para transmitir algo al lector.
Califica la novela de "mentirijillas"... bueno. Puede que sean absolutos embustes, según qué novela.
En la dicotomía Novelas buenas - Novelas malas, "las buenas emiten su luz y estimulan nuestro deseo de perfección. Las malas son barridas a un limbo no visitado por nadie, al patio infinito de los desechos, bajo las ventanas traseras del mundo".
Defiende que, en primer lugar, ha de haber contenido, realidad, vida, en la novela. Sólo después importa la forma. Estoy de acuerdo: primero ha de haber historia, luego contarla de una forma bonita, eficaz, original... "no existe límite a lo que el novelista puede intentar como ejecutante". Me gusta una imagen suya: "La historia y la novela, la idea y la forma, son como la aguja y el hilo. Jamás he sabido que un gremio de sastres recomendase el empleo de hilo sin aguja o viceversa".
El escritor debe escribir de su experiencia... y la imaginación ayuda.
Tomar un gran número de notas para seleccionar unas pocas.
Una obra de arte ha de ser ilustrativa. 
Una novela es una cosa viva. La única clasificación de la novela que él comprendía era entre las que tienen vida y las que no.
Ya entonces, finales del XIX y principios del XX, reconocía (en la novela inglesa) una gran diferencia entre lo que habla la gente en la conversación y lo que habla en letras de molde.
Una última anotación: "Jamás saldrá una novela buena de una inteligencia superficial".


domingo, 19 de agosto de 2012

La paradoja del líder

James Hunter nos presenta una parábola larga para contarnos cómo el líder (jefe de empresa, entrenador, padre...) ha de ejercer la autoridad en lugar del poder, amar no es sentir amor sino estar al servicio de los demás, de sus necesidades (no al servicio de sus deseos), de la importancia de la escucha activa, de tener objetivos por escrito, del silencio y la reflexión...
El concepto de "libro de autoayuda" me produce una urticaria incómoda y recelosa, pero hay libros que sí sirven para darnos perspectiva en esta vida de ritmo frenético y vacío.

La delicadeza, de Foenkinos

Otra lectura agradable: estoy en racha. Algo tendrá que ver haber tenido unos días de vacaciones y tiempo para leer sin interrupciones.
La delicadeza es una novela ligera, a ratos sentimental a ratos divertida. No he podido evitar escuchar en la voz del narrador la voz en off de la película "Amelie", así como de imaginarme a la protagonista como a Audrey Tautou, si bien algo más sofisticada y madura. De hecho, creo que es la intérprete de la película realizada en base a la novela.
Lo que más me ha gustado ha sido el estilo narrativo, con capítulos que no son sino una enumeración de datos, otros que parecen un guión de cine, alguno reflexivo, personajes con manías muy personales, frases muy acertadas, como cuando alude a que "vivimos sometidos a la tiranía de los deseos ajenos"... Lo mejor, las metáforas e imágenes: "Nathalie era más bien discreta (la suya era una feminidad suiza, por así decirlo). Había atravesado la adolescencia sin tropiezos, respetando los pasos de cebra", o "el aspecto malva de la melancolía"...
Markus es un personaje genial, la constatación del triunfo de la autenticidad sobre la grisura, la persona íntegra. El jefe de Nathalie es patético, en lo que nos convertimos cuando triunfamos en lo que la sociedad espera de nosotros en lugar de lo que nosotros somos y deseamos.
Nathalie es una mujer atractiva y segura de sí misma. Tiene la suerte de conocer a François (y hacerlo de una manera única y especial), encontrar un buen trabajo en una empresa sueca que fabrica krispolls, ser feliz... lo tiene todo en la vida. Hasta que muere François y su mundo se viene abajo. Todo parece haber terminado, la vida carece de sentido. Entonces aparece Markus y trae de nuevo el sol y las risas a la vida de Nathalie. No es un sustituto de François, es que la vida sigue, la esperanza está ahí, la felicidad puede volver.

martes, 7 de agosto de 2012

Casa de verano con piscina

¡Cómo he disfrutado con esta novela! Como a mí me gusta: que entretenga y al mismo tiempo haga pensar. La recomiendo, sin duda.
Marc Schlosser es médico de familia en Amsterdam. Dedica mucho tiempo a sus pacientes, aunque no atención. Le sobra con cinco de los veinte minutos. Pero a ellos les hace sentirse escuchados. En el fondo, Schlosser es un misántropo. Entre sus pacientes está el famoso actor Ralph Meier, que le invita a pasar las vacaciones en un chalet con piscina de la costa mediterránea. Schlosser no acepta invitaciones de sus pacientes, pero hace una excepción por Judith, la mujer de Meier. Irán los dos matrimonios, con sus respectivos hijos, más otra pareja, un director maduro de Hollywood y su jovencísima novia. Barbacoas, vino, chapuzones, risas... unas vacaciones tranquilas y divertidas. Hasta que un dramático acontecimiento en medio de la noche cambió la vida de todos para siempre.
Es una novela muy bien narrada, en primera persona, que mantiene la intriga y es divertida al tiempo que ácida. Marc Schlosser no es ejemplar, es como el doctor House, pero sin su genialidad. Sin embargo, sus reflexiones, las lecciones de su profesor de biología, sus actos, todo lo reconocemos como aspectos muy humanos. Es un cínico que tiene también algo de hipócrita, pero ningún personaje en la narración es arquetípico, todos tienen zonas de sombra.
Retrata de maravilla la falsedad de las relaciones sociales, los compromisos a los que nos doblegamos, plantea los dilemas morales que tiene cada uno cuando lo que piensa o siente va en contra de la ley o la ética y de cómo mantenemos la careta día a día en esta mascarada social en que vivimos. Trata de todo: las relaciones con sus hijas, las infidelidades, el código deontológico profesional, el juramento hipocrático (¿hipócrita?), las drogas, el sexo... Nuestra sociedad occidental está fotografiada sin crítica... y sin perdón.
No hace falta estar de acuerdo con lo que cuenta el narrador, pero tengo la impresión de que en secreto más de uno piensa igual.
Como último apunte, recojo la parábola de "la cazuela de mejillones" y dejo abierto el debate.


domingo, 22 de julio de 2012

El viaje involuntario de un suicida por afición

Tras el misterioso seudónimo de Einzlkind se esconde un escritor, creo que teutón, que vive o ha vivido en Inglaterra, de gran sobrepeso, según él, militante no fumador y que se compró una cafetera nueva. Se le había roto la que tenía. Con esta autodefinición –y una fotografía igual de identificativa– se nos presenta en la solapa.
Una novela que obliga a mantener la atención en su lectura, más que divertida sorprendente.
Melvin es un chico de una inteligencia desmesurada, que escandaliza con su falta de tacto, convencionalismos y diplomacia. Ha arrastrado a un adulto, Harold, practicante asiduo de actos suicidas, cuya vida anodina justificaría casi su afición, en busca del padre de Melvin.
La increíble inteligencia del chico permite al autor a un despliegue de conocimientos y reflexiones muy bien traducidas por Javier Sánchez-Arjona Voser. Me gusta también la edición de Siruela, que contribuye al disfrute del libro.
Sin duda es un libro irreverente, políticamente incorrecto, procaz... Recomendable, sin duda.

martes, 10 de julio de 2012

El abuelo que saltó por la ventana y se largó

Hace unos días terminé esta novela de Jonas Jonasson. Es divertida, fresca, original, sin pretensiones. Lo que necesitaba, una lectura que no me haga pensar, que me entretenga sin más. Hacía tiempo que no leía algo decente.
Un abuelo sin descendencia, el día de su cumplecentenario, decide escaparse de la residencia. Su último acto de rebeldía después de toda una vida en la que llegó a conocer a Franco, Truman, Mao, Stalin... Su habilidad como dinamitero puede ser también una forma de protesta: reventar lo que no le gusta. En esta última escapada forma un grupo heterogéneo y estrambótico que huye con una maleta repleta de coronas, 50 millones, perteneciente a una banda criminal. Perseguidos por la policía y los criminales, no se les ocurre ir más ligeros que llevando consigo un elefante...

jueves, 14 de junio de 2012

Lecturas desencantadas

No estoy teniendo suerte con la elección de mis recientes lecturas. La casa de Riverton y Las horas distantes de Kate Morton me parecen lentas, sin tensión, previsibles. El bolígrafo de gel verde, de Eloy Moreno está algo más entretenida, pero el autor más que mostrar cuenta y me distancia de la historia. Calor desnudo, de Richard Castle... bueno, partiendo de que creo que es un mero producto de marketing y nada de literatura, es simple. Un trasunto de la serie Castle donde Kate Beckett es Nikki Heat (juego de palabras con el título original, Naked Heat) y Rook es Castle.
Lo peor es que me están haciendo perder un tiempo escaso y valioso para leer mejores libros.
Como el de El abuelo que saltó por la ventana y se largó, de Jonas Jonasson. Divertido, entretenido y original.

domingo, 13 de mayo de 2012

Las mujeres de Neruda

El pasado viernes 11 tuvimos el lujo y el placer de disfrutar de la charla de Gunther Castanedo Pfeiffer sobre las mujeres en la vida de Pablo Neruda. Fue en Suances, en la sala de exposiciones de El Torco, junto al faro.
Gunther es miembro de la Federación Neruda Internacional. Ha publicado libros como "Personario A" (un diccionario de las personas que tuvieron relación con Pablo Neruda cuyo nombre empieza por A) y está ahora con la letra B, "Neruda y los barcos" y "Triángulo literario", sobre Neruda, Miguel Hernández y Cossío. Además, colabora con artículos en numerosas revistas y publicaciones, como "Nerudiana".
Ni que decir tiene que siendo Gunther uno de los más prestigiosos y reconocidos nerudólogos del mundo (y no exagero lo más mínimo), la calidad estaba asegurada. Sin embargo, fue su modo ameno de introducirnos en los amores del poeta lo que convirtió una brumosa tarde de mayo en una velada agradable y cálida.
Constituye un privilegio que Gunther Castanedo resida en Cantabria y haya venido a iluminarnos con detalles de la vida del poeta de manera tan generosa. Todos los asistentes disfrutamos de la conferencia y se nos pasó el tiempo volando. Fue común el comentario de que nos dejó con ganas de más, incluso de un libro que recogiese todos estos detalles y los poemas, que ahora leeremos con otros ojos.
¡Extraordinario!

martes, 1 de mayo de 2012

Mañana en la batalla piensa en mí

Es la cuarta o quinta novela de Javier Marías que leo y puede que la penúltima.
Se trata de novela y, por tanto, ficción porque la historia subyacente es inventada. Sin embargo, su lectura parece más de filosofía o ensayo, con digresiones constantes, citas, zigzagueos argumentales...
Algo debe de tener un escritor si tiene lectores fieles, pero cada vez me extraña menos que ganen los premios y distinciones y pasen a la historia aquellos que tienen un ejército de acólitos y mariachis con influencias en la industria editorial y la prensa.
Quizá me falte autoridad formal para criticar la obra de Javier Marías, pero es que hay me cuesta reconocerle como un buen escritor. Me cae bien y me cuesta escribir esto.
Le conocí, bueno, le saludé y pude reconocer a una persona tímida, culta, educada. Ahora pienso si esa timidez no es otra cosa, que él sabe de verdad cómo escribe...
Concedo las licencias literarias de romper la estructura "normal" de la frase, de forzar la sintaxis, pero hay un uso enorme y terrible de los advervios, sobre todo los terminados en -mente, y de las comas.
Todos los personajes tienen la misma voz, hablan igual y su esquema de pensamientos es idéntico. Como todas sus novelas están escritas en primera persona no puedo evitar leer a Javier Marías en cada narrador, en cada protagonista y casi en cada personaje.
El lenguaje es pedante. A mí me gusta que se empleen las palabras adecuadas, no rehuyo los términos cultos, me encanta la precisión de Miguel Delibes. Me gustan los libros que me enriquecen, me hacen pensar, me ofrecen distintos puntos de vista, como lo hace Javier Marías. Sin embargo, en las novelas de Marías el lenguaje es artificial, forzado, como si cogiera cada palabra y la sustituyera por un sinónimo, el más raro que encuentre. Incluso cuando hablan sus personajes. ¿Quién emplea hoy en día la palabra "alcoba" en lugar de "dormitorio"? Puede que Javier Marías en su vida privada.
Se cita a sí mismo de manera continua, de sus reflexiones (puestas en mente de sus personajes) y de sus otras novelas (espaldas del tiempo, negra espalda...). Insufrible. No sé si pretende a base de repetir expresiones e ideas que alguna cale en el habla real de los lectores y pasar a la historia. Pero su pedantería va más allá, inunda al lector con explicaciones etimológicas y sus vastos conocimientos de la lengua y cultura inglesa. Quien conozca al autor y su anglofilia no puede evitar reconocerle en los protagonistas. Lo mismo con el cine, su pasión personal proyectada en sus personajes.
Aliteraciones estridentes y repeticiones como "al almirante Almira", "pensé con el pensamiento del encantamiento", "ese tramo del tramo", "que el contestador contestara", "una joven tan joven"... son un ejemplo de lo estridentes y pobres que suenan sus frases al leerse.
Pasajes que no pintan nada en la novela, como la escena del rey (que me da la impresión de que pretende ser humorística y no es ni simpática) o la de las carreras en la hípica. De hecho, en sus novelas apenas pasa nada, son todo divagaciones.
Me gustó mucho "Todas las almas" y se acabó. Después "Travesía del horizonte". "Negra espalda del tiempo". He releído la misma novela una y otra vez, todas son la misma. En "Mañana en la batalla piensa en mí" hay una buena historia, que se pierde en el marasmo de verborrea espesa de la narración.

sábado, 14 de abril de 2012

Concursos literarios

"... y si es que son de justa literaria, procure vuestra merced llevar el segundo premio, que el primero siempre se lleva el favor o la gran calidad de la persona, el segundo se le lleva la mera justicia, y el tercero viene a ser segundo, y el primero, a esta cuenta, será el tercero, al modo de las licencias que se dan en las universidades; pero, con todo esto, gran personaje es el nombre de primero."
(Don Quijote, Capítulo XVIII)

 

lunes, 2 de abril de 2012

La conjura de los necios

Es una pena que su autor, John K. Toole se suicidara. Habríamos podido disfrutar de más libros suyos. De poco le sirve a él ni al mundo un premio Pulitzer póstumo.
Ignoro si se inspiró -estoy seguro de que no, pero bien los retrató- en los hijos españoles que no se van de casa, en los egoístas e irrespetuosos, que no sólo se resisten a abandonar el nido sino que exigen con destemplanza mimos y caprichos a sus progenitores. El mundo gira, creen, en torno a sus necesidades superfluas, valga el oxímoron. Al menos, el protagonista de la novela tiene un proyecto.
Y es que Ignatius Reilly tiene una visión del mundo muy peculiar, a caballo entre lo idealista y lo estoico. Es un Quijote desaliñado y con lamparones, perezoso y glotón. Su madre, la sufriente madre vitalicia, lo sobrelleva con moscatel y jugando a los bolos.
Nueva Orleans, el Barrio Francés, Bourbon Street... Jones, Darlene, Mancuso, la señorita Trixie... ¡no hay desperdicio!
Es un libro divertido, que arranca alguna carcajada, pero también una mordaz crítica social, política y económica, un retrato de las miserias humanas con una panoplia de personajes esperpénticos aunque muy humanos.
Es la tercera vez que leo este libro tan bien escrito y tan plástico en sus descripciones. La recomiendo.

sábado, 24 de marzo de 2012

Las violetas del círculo Sherlock

Me gustan esos libros que juegan con la ambigüedad entre lo narrado y la realidad. Aquí se entremezclan los devotos de Sherlock Holmes, los crímenes de Jack el Destripador y el barrio de la Inmobiliaria.
El Taller Literario Corsarios invitó al escritor Mariano Fdez. Urresti a presentarnos su último libro. Nos presentó ayer su novela en Suances, y hasta el título, sus violetas, no es casual: una canción de una de las víctimas de Jack, el nombre de la madre de Conan Doyle y el contenido de una carta...
Su charla fue interesantísima, muy bien documentada y retuvo la atención de todos los asistentes más allá de la hora prevista de finalización.

martes, 6 de marzo de 2012

1984

George Orwell. ¿Un visionario? Creo que ni el más pesimista podía anticipar la sociedad en la que vivimos, controlados por ese Gran Hermano cuyo concepto ha desvirtuado ese zafio programa televisivo. Todavía queda un poco para llegar al escenario apocalíptico de la novela, pero todo se andará.
Hoy estamos controlados por cámaras de seguridad en casi todos los edificios públicos y muchos privados, aparte de autovías, tiendas, oficinas... Nos hemos acostumbrado. Cada vez que entramos en una página de Internet dejamos un rastro que alguien seguramente analizará. Con cada pago de la tarjeta de crédito informamos de qué, cuándo y dónde compramos. Nadie ignora que las llamadas telefónicas quedan grabadas a la espera de una orden judicial que permita escucharlas, pero el mero hecho de llamar, enviar un mensaje o "whatsappear" vuelve a informar a ese Gran Hermano abstracto que acumula datos y más datos a la espera de su aprovechamiento. Luego nos sorprende, o no, que nos ofrezcan productos y servicios que encajan con nuestros gustos y posibilidades. ¿Cómo lo saben? Y esto no es lo peor. Lo terrorífico es el dominio que pueden ejercer sobre nosotros con toooooda esa información.
El anular nuestra voluntad es algo progresivo. Cada vez menos gente piensa, analiza con espíritu crítico lo que lee o escucha, se cuestiona el status quo. La neolengua de "1984" es una herramienta más: las palabras contienen las ideas, a menos palabras, menos ideas. Si controlas el lenguaje acabas controlando el pensamiento, de ahí el interés de los dirigentes por dominar los medios de comunicación. Añadir a la receta el bombardeo de mensajes a través de las telepantallas orwellianas, trasunto evolucionado de nuestros televisores. Omnipresentes en cada habitación de casa, sí, de nuestros hogares, no dejan ya espacio para la intimidad. Los Departamentos correspondientes manipulan los libros de historia y se cambia el pasado, se altera la realidad. Como nadie tiene memoria ni juicio crítico, la nueva verdad se generaliza. ¿A nadie suena esto? ¿No lo hacen muchos gobiernos y caciques?
Se van reduciendo las libertades en aras de la seguridad y el progreso (?), luego se reducen los derechos y así hasta aniquilar los sentimientos y pasiones, hasta deshumanizarnos y convertirnos en máquinas. Se pretende la homogeneización, al disidente se lo elimina, hay que comulgar con la doctrina oficial.
Conforme escribo estas palabras tengo la impresión de que no estoy hablando de la novela sino de la sociedad actual.
"1984" debería ser lectura obligada junto con "Un mundo feliz" de Aldous Huxley y tantos otros. Aunque puede que sea tarde y nuestras conciencias ya estén adormecidas.

jueves, 23 de febrero de 2012

Lugares que no quiero compartir con nadie

Este es el original título del último libro de Elvira Lindo. Me cae simpática. La escucho en Asuntos Propios, RNE 1, los miércoles. He leído artículos suyos, tengo algún libro de Manolito Gafotas... Compré este libro equivocado, por propia culpa, esperando algo más literario, cuando se trata de una guía personal y excepcional de lugares de Nueva York. Elvira va recorriendo sus restaurantes y rincones favoritos y compartiéndolos [en clara contradicción con el título] con los lectores. Se debe, sin duda, a su naturaleza generosa.
El libro me parece escrito para ella misma, como un diario o una agenda del recuerdo. Podemos ir a sus bares y parques, pero son sus lugares y sus recuerdos. Le agradezco la revelación de esos rincones, pero el libro se me ha quedado ligero, inconsistente.
Me ha gustado leerlo porque escuchaba la voz aguda de Elvira en cada página, porque es como atender a la narración de un viaje por parte de un amigo. Elvira Lindo es un poco eso, la amiga, prima o hermana que nos gustaría tener: amena, que cuenta cosas interesantes, alegre... y sincera, porque rezuma anécdotas personales, casi íntimas, sin pomposidad ni falsa modestia.

sábado, 4 de febrero de 2012

Suite francesa

Hace poco comenté que estaba leyendo a nuevos autores franceses. Y lo que es "peor", me estaban haciendo disfrutar. Entre ellos no estaba Stendhal, Jacques Bonnet, Daniel Pennac... ni mencioné a Irène Némirovsky. Y es que Irene no es tan "nueva" ni tan francesa. De hecho, creo que nunca le concedieron la nacionalidad.
Su libro Suite Francesa me ha sorprendido. Está escrito con delicadeza, recoge un retrato esquisito de la naturaleza humana, pero sin criticarla. Nos pone en evidencia nuestra vileza aunque ésta se manifieste por circunstancias excepcionales como la guerra.
1940: ocupación alemana de Francia, armisticio. Gente normal, humilde y también poderosa, anónimos todos, recorren estas páginas con sus dudas y sus miedos. El éxodo, el hambre, el amor, la familia... la humanidad. La guerra en los pueblos se vivió de manera distinta a la de París, Tours o Annecy. Los franceses no son unos santos, nadie lo es, e Irene los retrató legándonos un testimonio fidedigno y duro de las vidas anónimas que sufren la guerra, los mismos que cargan con ella en cada país y cada época. No hay explosiones, políticos ni generales, sí la otra cara de la guerra, pero contada sin moralinas.
Es maravillosa la forma que tiene Irene Némirovsky de, a través de sus personajes, ponerse en el lugar del otro y no prejuzgar, de comprender, de aceptar.
Si a todo esto añadimos una prosa rica, sensorial –sus descripciones son también auditivas–, sosegada y libre de barroquismos, la lectura es un placer y la novela se convierte en un gran libro.

miércoles, 18 de enero de 2012

Terrones en la biblioteca

Me conformo con poca cosa. De hecho, los pequeños detalles son los que me proporcionan más felicidad.
¿No resulta curioso encontrarse a uno mismo en la biblioteca?
Mi libro, Terrones de Sal, está en la biblioteca Gabino Teira de Torrelavega. ¿Quién ha decidido adquirirlo? No lo sé. Pero ahora puedo desaparecer de la superficie del planeta y mi modesta obra me sobrevivirá, mientras dure el papel, junto a las grandes obras de la literatura universal. Me he colado por una rendija.
Algún lector se puede encontrar con un libro azul de portada atractiva y título original y, aunque no conozca al autor, puede llegar a leerlo.
Me parece un privilegio llegar a compartir estanterías con Lope de Vega, Lorca, Lovecraft, Lowry, London...

Biblioteca 1200


Ya son algo más de 1.200 los ejemplares de mi biblioteca. Comienza a ser un problema de almacenamiento.
Últimamente estoy leyendo a varios escritores franceses: David Foenkinos, Muriel Barbery, Mathias Malzieu, Sophie Divry...
Me han regalado loscuentos completos de Amy Hempel, voy a leer por primera vez a Ray Loriga...
Muchos autores "nuevos" para mí, interesantes, voces que me atraen a la hora de narrar e historias bien contadas. Estoy disfrutando de la lectura, por fin.

martes, 17 de enero de 2012

El viaje involuntario de un suicida por afición

Es el último libro que he comprado, de un tal (seudónimo) Einzlkind [Hijo único]. Me gustó la sinopsis del argumento y la semblanza del autor, que no identifica casi nada de él.