lunes, 12 de diciembre de 2011

La Cartuja de Parma

Casi me da vergüenza reconocerlo, pero no me ha gustado esta novela. Como tampoco me gustó Madame Bovary. Grandes obras de la literatura que no me dicen nada.
Prefiero El extranjero de Camus, Demian de Hesse (y Siddharta, El lobo estepario...), los relatos de Borges, El proceso de Kafka (y su Carta al padre y Cartas a Felice), El amante de Duras, El palacio de la luna de Auster, todo Oscar Wilde, El Quijote de Cervantes, los sonetos de Quevedo y alguno de Góngora, La inmortalidad de Kundera, Un mundo feliz de Huxley, todo Miguel Delibes, los artículos de prensa de Alejandro Casona, la poesía de Pedro Salinas... y muchos más.
Una selección ecléctica y personal. Dejo muchos sin mencionar, unos entran y otros salen de la lista conforme voy cambiando yo. Al final, se trata de libros que me dicen algo, que me conmueven.
Es algo personal e íntimo. Como ya expresó Quevedo:

Retirado en la paz de estos desiertos,
Con pocos, pero doctos libros juntos,
Vivo en conversación con los difuntos,
Y escucho con mis ojos a los muertos.

Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
O enmiendan, o fecundan mis asuntos;
Y en músicos callados contrapuntos
Al sueño de la vida hablan despiertos.