miércoles, 29 de agosto de 2012

El arte de la novela

Uno empieza a estar saturado de tanta teoría literaria. Es cierto que conviene, de vez en cuando, refrescar conceptos, técnicas, trucos... y así afronté este ensayo de Henry James, el autor de "Otra vuelta de tuerca".
Este autor neoyorquino, aunque de alma británica, aborda el tema del Arte de la literatura; en concreto, de la novela. Hace referencias a un tal Walter Besant para apoyarse en sus argumentos, pero los subrayados que he hecho apenas me suscitan interés.
Coincido en que hay que tomarse en serio la escritura para que el público se tome en serio lo publicado. Yo, humildemente, creo que sí, pero no tanto. Tomárselo demasiado en serio produciría bodrios de inmensa calidad y carentes de frescura, de vida. Hay que disfrutar escribiendo para transmitir algo al lector.
Califica la novela de "mentirijillas"... bueno. Puede que sean absolutos embustes, según qué novela.
En la dicotomía Novelas buenas - Novelas malas, "las buenas emiten su luz y estimulan nuestro deseo de perfección. Las malas son barridas a un limbo no visitado por nadie, al patio infinito de los desechos, bajo las ventanas traseras del mundo".
Defiende que, en primer lugar, ha de haber contenido, realidad, vida, en la novela. Sólo después importa la forma. Estoy de acuerdo: primero ha de haber historia, luego contarla de una forma bonita, eficaz, original... "no existe límite a lo que el novelista puede intentar como ejecutante". Me gusta una imagen suya: "La historia y la novela, la idea y la forma, son como la aguja y el hilo. Jamás he sabido que un gremio de sastres recomendase el empleo de hilo sin aguja o viceversa".
El escritor debe escribir de su experiencia... y la imaginación ayuda.
Tomar un gran número de notas para seleccionar unas pocas.
Una obra de arte ha de ser ilustrativa. 
Una novela es una cosa viva. La única clasificación de la novela que él comprendía era entre las que tienen vida y las que no.
Ya entonces, finales del XIX y principios del XX, reconocía (en la novela inglesa) una gran diferencia entre lo que habla la gente en la conversación y lo que habla en letras de molde.
Una última anotación: "Jamás saldrá una novela buena de una inteligencia superficial".


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