Este es el original título del último libro de Elvira Lindo. Me cae simpática. La escucho en Asuntos Propios, RNE 1, los miércoles. He leído artículos suyos, tengo algún libro de Manolito Gafotas... Compré este libro equivocado, por propia culpa, esperando algo más literario, cuando se trata de una guía personal y excepcional de lugares de Nueva York. Elvira va recorriendo sus restaurantes y rincones favoritos y compartiéndolos [en clara contradicción con el título] con los lectores. Se debe, sin duda, a su naturaleza generosa.
El libro me parece escrito para ella misma, como un diario o una agenda del recuerdo. Podemos ir a sus bares y parques, pero son sus lugares y sus recuerdos. Le agradezco la revelación de esos rincones, pero el libro se me ha quedado ligero, inconsistente.
Me ha gustado leerlo porque escuchaba la voz aguda de Elvira en cada página, porque es como atender a la narración de un viaje por parte de un amigo. Elvira Lindo es un poco eso, la amiga, prima o hermana que nos gustaría tener: amena, que cuenta cosas interesantes, alegre... y sincera, porque rezuma anécdotas personales, casi íntimas, sin pomposidad ni falsa modestia.
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