jueves, 15 de enero de 2015

Suave es la noche, de Francis Scott Fitzgerald

De nuevo un clásico. No he podido evitar sentir reminiscencias de "El gran Gatsby" en la ambientación y el tema. El inicio es algo confuso, porque menciona a muchos personajes sin detallar mucho su descripción ni características. De hecho, incluso la redacción me ha parecido en algunos momentos la de un guión, con práctica ausencia de descripciones, muchas elipsis y ritmo ágil. La segunda mitad es algo más fluida, pero siempre con elipsis desconcertantes. La parte positiva es que deja margen a la imaginación del lector el relleno de los detalles. El inconveniente, si rellenamos con detalles que luego se contradicen por lo que cuenta el narrador o no tenemos el conocimiento suficiente del ambiente glamuroso de los años 20 o de las costumbres de determinada clase social...

Fitzgerald narra la historia de los Diver, Dick y Nicole, un matrimonio elegante, con glamour, rico y ocioso en la Riviera francesa y París en los años de la Belle Époque, los felices años 20 del siglo pasado. Están rodeados de amigos que parecen depender de ellos para divertirse. Los Diver son la luz alrededor de la cual revolotean polillas diversas. Dick es un psicoanalista y Nicole una ex paciente y la que trajo la fortuna al matrimonio.

Una vida vacua, repleta de hastío y donde el tedio lleva a buscar la diversión en las sombras de la normalidad. No me dan pena los personajes, tienen la vida que desean, pero tampoco me dan envidia.

Nicole quizá se enamoró de su médico, atractivo y prestigioso. Dick se enamoró de la que le adoraba y se comprometió a curarla (el padre de ella fue el causante de su enfermedad..., pero no voy a contar por qué). Pero detrás estuvo siempre la sombra de Baby Warren, la hermana de Nicole, que no quería cargar con ella enferma. Baby refleja cómo los ricos toleran, pero no aceptan nunca a los que no son como ellos.

Me resultó curioso cómo hace un siglo la homosexualidad era tratada como una enfermedad, la psiquiatría estaba en auge y la Riviera todavía empezaba a constituir un lugar de moda.

Está muy bien contado el declive personal y profesional de Dick por culpa del alcoholismo, en el que cayó por sentirse infeliz, por llevar una vida que no le llenaba, por no ser el protagonista de su propia vida. Autodestrucción.

Para mí, parte del atractivo de la novela es ver reflejados al propio autor, F. S. Fitzgerald, y a su mujer Zelda en los protagonistas de la novela. Ella misma lo reconoció en su día.

Hay varias citas que me han resultado simpáticas, hay más, pero destaco algunas:

"No se puede hacer nada por nadie". Una verdad que daría mucho que hablar.

"Estoy harto de tener amigos. Lo único que vale la pena es estar rodeado de aduladores".

"El problema es que cuando no has bebido no tienes ganas de ver a nadie y cuando has bebido nadie tiene ganas de verte".

"Era una especie de regla entre ellos que nunca debían estar demasiado cansados para dejar de hacer algo; les parecía que de esa manera el día transcurría mejor en general".

"Se puede llevar una camisa que esté un poco sucia, pero una camisa arrugada jamás".

Respecto a un congreso de psiquiatría: "Al principio el congreso tendría un cierto aire norteamericano, casi <rotario> en su ceremonial y procedimientos".

En un vuelo en el que el avión bordeaba las montañas de Voralberg :-) habla de la perspectiva: "Qué sencillo resultaba todo observando la tierra a esa distancia". "Así es como veían las cosas los hombres de estado, los generales y todos los jubilados".

"El estar solo física y espiritualmente engendra soledad y la soledad engendra más soledad"

"Si uno no aprende en su propia casa a comportarse como es debido lo tiene que aprender luego en la vida a base de latigazos y es demasiado doloroso".

Y una de las mejores:

"Si te niegas a pensar, otros tienen que pensar por ti y les cedes el poder".

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