He vuelto a releer este libro. Se me habían olvidado más cosas de las que pensaba. De nuevo me he divertido y he disfrutado.
¿Cuántas veces hemos suspirado por un manual de instrucciones para tratar con los hijos? Hasta que salga ese libro tenemos el de tratar con nuestra pareja. Después de esta relectura, me sorprende que hombres y mujeres sigamos casándonos y conviviendo. ¡Somos alienígenas unos para otros!
Me tranquiliza, otra vez, darme cuenta de que mis rarezas o defectos no son míos, sino que los comparto con más de tres mil millones de hombres (ya he descontado a los gays). Sin embargo, ser consciente de ello me anima a corregirlos, o a intentarlo.
Entender a alguien ayuda a amarlo. Si ya quieres a esa persona, la convivencia es todavía mejor, más armónica y relajada.
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