He pinchado en hueso. La sinopsis del libro era sugerente, hay pasajes estrambóticos, ingeniosos y también simpáticos, pero no engancha. Me ha decepcionado.
Keith Stapperpfenning narra desde China sus vacaciones con el abuelo, ese viaje que le han regalado entre todos por su octogésimo cumpleaños y en el que ha tenido que acompañarle Keith. Sin embargo, no han salido de Alemania. Keith se esconde en su piso, duerme bajo el escritorio, y envía postales a sus hermanos con las experiencias en el país.
Tiene alguna relación de parentesco con sus hermanos, pero no siempre común; está prometido con la novia de su abuelo; el internista de Westerwald le llama por teléfono para informarle del fallecimiento de su abuelo...
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