Estoy leyendo algunos libros de Geronimo Stilton al tiempo que mis hijas. Son libros atractivos, dinámicos, variados y con contenido. El texto cambia de tamaño y de color, hay dibujos en todas las páginas, los diseños son variopintos... Es una fórmula atractiva para los primeros lectores, muy visual, casi acústica. El lenguaje es sencillo y en cada libro se transmite información: siempre hay datos históricos o culturales auténticos. Se incluyen tests, adivinanzas, juegos, pegatinas, páginas con olores, recetas, planos y mapas, trucos, manualidades, chistes... y tienen un complemento más interactivo en su página web.
La autora, Elisabetta Dami, se esconde bajo los seudónimos de sus personajes y ha conseguido una larga serie de libros repletos de aventuras, viajes y misterios. El protagonista es Geronimo Stilton (cuyo apellido se debe al queso inglés), un escritor y director del periódico "El eco del roedor", que viven en Ratonia, capital de la Isla de los Ratones.
Me gusta leer lo que mis hijas leen o ver las películas y series que prefieren. Aunque es cierto que lo hago por supervisar los contenidos, no realizo una labor censora, como me han acusado recientemente. Luego he pensado que sí, que quizá lo haga y que los prejuicios del que me recriminó mi actitud no eran tales. Sin embargo, ¿cuál es mi obligación como padre en la educación de mis hijas? ¿No debo vigilar lo que comen, leen o ven en la televisión? La "censura" existe, pues les veto algunos programas por su contenido violento, soez o inapropiado para su edad. ¿Quién dice que mi criterio es el correcto? Mi intención de formar personas maduras, con valores, juicio y, sobre todo, que sean felices.
Puede que me equivoque, pero son mis criterios y valores lo que he de transmitir, en los que yo creo, y que pienso que son lo mejor para ellas.
No impongo una dictadura absoluta pues, pese a que la serie de televisión "Violetta" no me gusta ni me parece apropiado para su edad, se la permito ver pues les encanta y me parece un culebrón inofensivo (asumido que nada es aséptico ni inofensivo al 100%).
Es mi responsabilidad educarlas y formarlas, y algunos libros o dibujos de la tele que superviso me permiten disfrutar de este deber, como es el caso de la saga Stilton.
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