Este ensayo pensé que me aproximaría a la literatura de Yukio Mishima. La autora parecía ser un buen cicerone. Pero me he encontrado con una reseña biográfica entretenida, pero no determinante en este sentido. Parece haber procurado más un acercamiento a la mente o el alma del autor nacido en Tokio. Tan sólo al final, cuando Kimitake Hiraoka (verdadero nombre de Mishima) reconoce en 1969 que al mirar atrás, a sus últimos 25 años de vida, sólo ve el vacío. Como si no hubiera vivido, afirma.
Ha sido muy interesante ver cómo en sus novelas hay "motivos literarios" y alegorías que, de no conocer su vida o la cultura nipona, pasan desapercibidos. Este ensayo me ha hecho algo más cercano a Mishima, y he de releerlo cuando me plantee abordar otra novela del japonés.
Ha sido muy interesante ver cómo en sus novelas hay "motivos literarios" y alegorías que, de no conocer su vida o la cultura nipona, pasan desapercibidos. Este ensayo me ha hecho algo más cercano a Mishima, y he de releerlo cuando me plantee abordar otra novela del japonés.
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