Me ha gustado mucho esta novela. Rezuma humor por los cuatro costados, sin ser una narración de chistes o bromas fáciles. Es más la sonrisa condescendiente. Los personajes se hacen querer, son tiernos, muy humanos. La ingenuidad de Carmen Arruti; Naakt, el provo holandés; Canaletto, Jan Böttcher... También toda la historia tiene su banda sonora, con canciones y mitos de la música de finales de los 60, incluso de grupos y tendencias experimentales. Está muy bien narrado, de forma ágil, ambientado de manera excelente y con rigor (aunque echo en falta alguna descripción más plástica) y con diálogos transcritos con maestría.
Carmen Arruti, Mentxu, abandona Hondarribia (Fuenterrabía) para estudiar en Berlín y hacer prácticas en la librería Samizdat. Pronto deja la residencia de las monjas para mudarse a una comuna. Es detenida tras la agresión contra el magnate de la prensa alemana, Axel Springer, al que los universitarios del 68 consideraban el responsable e incitador del atentado contra el líder estudiantil Rudi Dutschke. Böttcher la interroga tratando de identificarla con Erika la Roja, un personaje de cómic clandestino, justiciera y vengadora.
Un ambiente que nos recuerda a la realidad reciente, de jóvenes antisistema, libertinaje sexual (de ahí el título de la novela), ideales y propuestas de revolución. Una revolución que demanda la juventud cuando el estado llega a cotas de corrupción intolerables, pero que al final se diluye con el aburguesamiento de los revolucionarios.
Un ambiente que nos recuerda a la realidad reciente, de jóvenes antisistema, libertinaje sexual (de ahí el título de la novela), ideales y propuestas de revolución. Una revolución que demanda la juventud cuando el estado llega a cotas de corrupción intolerables, pero que al final se diluye con el aburguesamiento de los revolucionarios.
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