viernes, 12 de septiembre de 2014

Driving over Lemons o Entre limones, de Chris Stewart

¿Un libro optimista?

Bueno, el tono es desenfadado, casi divertido; el protagonista es positivo, optimista quizá. Aunque roza lo ingenuo... ¿o no? No siempre todo es lo que parece...

Chris Stewart llegó a tocar la batería con Genesis, esquilar ovejas, ayudó en una granja, trabajó en un circo, vendimia, fue pastor... da tumbos buscando su camino. Incluso realiza un viaje a la India en su etapa hippie. Al final recala en España, compra un cortijo desvencijado en Las recónditas Alpujarras y se muda en 1988.

Se trata de un libro de mucho éxito, aunque creo que está enfocado más al lector británico, el que se sorprende de la matanza del cerdo, el que mira con cierto desdén al campesino rústico y pobre del sur de España, el que aprecia el contraste cultural entre Londres y Las Alpujarras más paupérrimas. Chris Stewart no critica a nadie, hasta al que le estafa como a buen guiri en la venta del cortijo y se aprovecha de él lo describe con cierto respeto.

La síntesis de todo lo que narra es que la actitud es fundamental, frente a la adversidad, frente al engaño, el optimismo, la lucha por nuestros sueños. Casi parece ingenuo, como he dicho, pero ha conseguido su sueño, se ha asentado en su cortijo (El Valero) y se ha integrado en la comunidad (Órgiva), llegando a ser concejal. Describe con minuciosidad cada planta y cada recodo del paisaje, también la idiosincrasia de los lugareños, sin criticar (aunque no nos guste a veces cómo nos ve, quizá seamos así).

Se adapta a las costumbres locales, que resultan tan pintorescas a los foráneos, donde otros ven moscas y agua oxidada él encuentra naturaleza y una oportunidad de canalizar agua potable.

Es una lectura con mayor valor testimonial que literario, pero agradable, placentero.

Martes con mi viejo profesor, de Mitch Albom

Este verano se ha puesto de moda el echarse encima un cubo de agua helada, con cubitos de hielo incluidos a poder ser, para concienciar de la necesidad de donar a la investigación contra la enfermedad ELA, esclerosis lateral amiotrófica, o enfermedad de Lou Gehrig. Una enfermedad mortal que ha sufrido el jugador de béisbol que dio nombre a la misma, Stephen Hawking, David Niven... A raíz de esta campaña me he acordado de este libro que tanto me gustó en su día.

Mitch Albom narra en este libro una historia autobiográfica. Después de unos años trabajando al finalizar la carrera, en 1995 Mitch contacta de nuevo con un profesor de la universidad, Morrie Schwartz, que fue más un maestro para él. ¿Quién no recuerda a ese profesor que es más un maestro en nuestra vida? Yo tengo uno y no he podido dejar de recordarlo en cada página.

Mitch se ha enterado de que Morrie tiene la ELA. Retoman el contacto y las charlas. Va a verle cada martes, son "gente de los martes", como ellos mismos se denominan, y Morrie le da unas lecciones vitales, las mejores posibles. A pesar de ser consciente de vivir sus últimos días, no se autocompadece de la enfermedad y mantiene la lucidez hasta el último momento. Es más feliz que la mayoría, como él mismo reconoce.

La síntesis de todos sus mensajes es que hay que vivir con intensidad cada día, eliminando actividades prescindibles, las que no nos enriquecen como personas y no están centradas en los demás.

Son varias las lecciones de vida, cada semana un tema: La visión del mundo, los arrepentimientos, la muerte, la familia, las emociones, el miedo a envejecer, el matrimonio, nuestra cultura, el perdón... No voy a incluir todas las citas que he subrayado en mi ebook porque mi intención en el blog es escribir resúmenes breves y, además, estoy convencido de que cada lector encontrará fragmentos destacados distintos.

Lo que es seguro es que estamos ante un libro que nos conmueve y nos ilumina.

Morrie Schwartz

https://www.youtube.com/channel/UCeWTBCSnqWXtk-Ernc6SWQA