Acabo de releer esta novela y me he encontrado con un libro diferente. De hecho, el que debe de ser diferente soy soy, porque las palabras del libro son las mismas. Esta vez me ha gustado. Se trata de un libro de culto, de los más leídos de la historia y material de trabajo en las escuelas americanas. A mí me parece bueno, pero sobrevalorado.
Holden Cauldfield es un adolescente de dieciséis años de familia bien que acaba de ser expulsado de Pencey, el enésimo colegio privado por el que pasa. Antes de que sus padres se enteren decide escaparse y pasar unos días por Nueva York. Estamos a finales de los años 40 o principios de los 50. Pasa la noche en un hotel, asiste a pubs, deambula por una metrópoli evitando la vuelta a casa. Añora a su hermano Allie, que murió de leucemia, y adora a su hermanita Phoebe. El otro hermano, D. B., es un magnifico escritor de cuentos que se ha ido a Hollywood a prostituirse con los guiones.
Holden atraviesa una fase de transición, física y personal. Su cuerpo está revolucionado de hormonas y su alma se encuentra enfadada con el mundo. A pesar de que su altura le hace parecer mayor, su inmadurez corresponde incluso a alguien más infantil. Sin embargo, sus pensamientos y sus emociones reflejan la contradicción de su espíritu. Tan pronto asombra su lucidez y respuesta madura a algunos comportamientos absurdos de la sociedad como se comporta igual que un niño, por ejemplo, simula sufrir un disparo en público.
Parece un rebelde que no comprende a la sociedad, que fuma, no estudia, bebe cuando los camareros no se niegan a servirle al preguntarle la edad... pero en el fondo es buen chico, no le gustan las palabrotas, respeta a los profesores y siente un instinto protector de los niños pequeños. Habla todo con superlativos y exageraciones: hace cincuenta años que pasó tal cosa siendo él niño, subieron millones de personas al autobús, odia a tal o cual, o le encanta y la adora. Fanfarronea con sus ligues, pero es incapaz de acostarse con una prostituta. Alardea de tener mucho dinero delante de extraños. Odia el cine o la sobreactuación de los actores de teatro, pero no deja de ir a esos espectáculos. La comida en tal restaurante es infame, pero va a comer allí. En general, todo lo ve con un prisma negativo, de inconformista. Se encuentra perdido, sin norte, no es capaz de decir nada que le guste mucho cuando se lo pregunta su hermanita Phoebe. Sueña con huir al oeste o a Vermont, con hacerse el sordomudo para no tener que hablar con la gente y vivir en una cabaña en el bosque, aislado, pero con sol.
Creo ver una crítica a los convencionalismos sociales, a la hipocresía, a los valores educativos y de una sociedad hueca... No quiere acabar una carrera y ejercer de abogado, como su padre, entrar en la rutina del trabajo, los desplazamientos en la ciudad, el golf... una vida burguesa vacía y sin sentido para él. Parece debatirse entre ceder y caer a una sociedad corrompida o aferrarse a la autenticidad infantil.
He aquí el leitmotiv del libro y cuyo título (gracias a una compañera del Club de Lectura de Santillana) da sentido a la obra: a Holden le gustaría proteger a los niños de la maldad de los adultos (incluso querría borrar las pintadas obscenas de los baños públicos o ayudarles en el museo), de su hipocresía. Les querría proteger en sus juegos para que no creciesen. Esta dicotomía existencial le llevaría al psiquiátrico.
He aquí el leitmotiv del libro y cuyo título (gracias a una compañera del Club de Lectura de Santillana) da sentido a la obra: a Holden le gustaría proteger a los niños de la maldad de los adultos (incluso querría borrar las pintadas obscenas de los baños públicos o ayudarles en el museo), de su hipocresía. Les querría proteger en sus juegos para que no creciesen. Esta dicotomía existencial le llevaría al psiquiátrico.
Para terminar, una cita del libro: "Los
que de verdad me vuelven loco son esos libros que cuando acabas de
leerlos piensas que ojalá el autor fuera amigo tuyo y pudieras llamarle
por teléfono cuando quieras". Este libro no me ha vuelto loco, pero sí me habría gustado hablar con Salinger.