Ahora no estoy leyendo mucho por estar enfrascado en otras ocupaciones, pero esta novela de un amigo ha supuesto un paréntesis por dos razones: su brevedad y que tenía que presentarla junto al autor en Tagle.
El título ya anticipa el leitmotiv de la historia. Es casi un oxímoron y, como aclaró Pablo en la presentación, "amarga" se utiliza en esta ocasión como adjetivo, no como verbo.
Tenemos una novela intimista, emotiva y reflexiva que todo aquel que la lea podrá reconocerse, al menos los que compartimos generación. Habla de viajes, pero sobre todo de regresos, físicos y en el tiempo.
Son ocho capítulos como ocho relatos, pero unidos por un hilo conductor. El conjunto transmite la sensación de que nos hacemos una pregunta: ¿Quiénes somos?
Aunque es sencilla de leer no deja de ser densa. Toca unos puntos fundamentales como son la Amistad, la figura del Padre, la química entre hermanos, la Familia, el Tiempo...
Técnicamente lo toca casi todo: motivos literarios, ruptura de linealidad, vasos comunicantes, repetitio... ¡incluso utiliza los narradores en las tres formas: primera, segunda y tercera persona
Ha creado una serie de personajes, algunos partiendo de personas reales, que tienen un encanto y fuerza particular. La abuela que graba sus historias en cintas de casette, el abuelo Clodo, Jesús y su trágico final, Dani... Tan sólo Carmen, la vecina del 6º que parece conocer a Rafa -el protagonista- mejor que él mismo, queda algo olvidada. Fue ella la que le regaló las matrioskas...
Hay guiños a su anterior novela, La ciudad de las miradas, al compartir algunos personajes.
En fin, una novela breve aunque rica, de las que sentimos cercanas y cuyo dramático final supone un acto de valentía.